Leyenda del anillo de compromiso
- 14 enero 2021
- Curiosidades LoveValentin, Sin categoría
Si hay un símbolo ficticio que vemos y relacionamos rápidamente con amor es ese el angelote regordete con arco y flechas que se llama Cupido. Su concepto real viene de la antigua Grecia y desde luego no era regordete y parecía un super héroe: Eros. Su equivalente romano era Cupido (“deseo”), también conocido como Amor. Eros era el dios primordial responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad. Ya no tiene tanta gracia el angelito. Ya hay reproducción, fertilidad, corta puntos, vamos.
Eros era especialista en el amor entre hombres ¿WTF? Si, lo que has oído, amor homosexual y la parte contraria especializada en amor en general era Afrodita, su madre. Además de ser dios del amor era la luz primigenia es responsable de la creación y el orden de todas las cosas en el cosmos, lo que se podría relacionar con que era también el que daba el impulso inspirador a la naturaleza que siempre estaba en expansión. El padre de Cupido es Ares, no el programa de las descargas, el dios de la guerra, conocido también como Marte en la mitología romana.
Eros tenía un hermano gemelo, Anteros, dios del amor correspondido, representado como un joven adolescente cuando está al lado de Eros y que se convierte en un niño pequeño cuando no está con él.
Cuando nació,Zeus , conocedor de sus artes de seducción y de sus mentiras, ordenó a Afrodita que lo hiciera desaparecer. La diosa lo ocultó en los bosques, donde fue amamantado por leones y tigres. Cuando creció, se construyó un arco y unas flechas de madera, y se entrenó disparando a los animales. Así creció hermoso como su madre, salvaje como las fieras que lo criaron y desaforado, sin razón ni medidas, así como astuto y hábil como su padre.
De ahí consiguió la habilidad para poder tirar flechas a los enamorados, dioses y humanos. Claro que viendo su pasado salvaje y animal las relaciones acababan de forma inhóspita
En cuanto a San Valentín la teoría más extendida es que no existió, pero si existió, lo que pasa que es que la historia es un poco retorcida, fabulosa y siniestra.
El emperador romano Marco Aurelio Flavio (214-270),había prohibido a sus soldados el matrimonio en el año 270, al considerar que los hombres casados son malos guerreros.
San Valentín, por entonces obispo de Interamna, se opuso, invitando a las parejas de jóvenes enamorados a acudir a él para unirlos en secreto. Enterado el emperador, lo hizo llamar y trato de convencerlo de sus tesis, exigiéndole el cumplimiento de su mandato so pena de ser ejecutado. Valentín se negó a abjurar de sus convicciones e, incluso, trato de convertirlo a él al cristianismo. El 14 de febrero de 270 san Valentín fue apaleado, lapidado y finalmente decapitado.
Cuenta también la leyenda que mientras el obispo esperaba el cumplimiento de su sentencia, se enamoró en la cárcel de la hija ciega de su carcelero, Asterius, y que gracias a su fe le devolvió milagrosamente la vista. Al despedirse, dejó un mensaje para la muchacha, que firmó «De tu Valentín».
Doscientos años después, el papa Gelasio instituyo la festividad de San Valentín, considerándolo santo patrón de los enamorados lo que, andando el tiempo, daría lugar a la costumbre del día de los Enamorados o día de San Valentín.
Por cierto, los restos mortales de este santo se conservan en la madrileña iglesia de San Antón, sita en la castiza calle de Hortaleza, donde llegaron como presente papal a la Corona española.
EROS Y PSIQUE
No me resisto a dejar de transcribir la historia de Eros y Psique que sí que es una verdadera historia de amor.
Según la historia, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El asno de oro), Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio.
Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite hirviendo (de la que Apuleyo hace un tópico medieval: stilla olei ardentis) cae sobre la cara de Eros dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.
Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.
Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y la hija que éstos tuvieron se llamó Placer o (en la mitología romana) Voluptas.
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